La devaluación de la confianza… yo confío, tú confías, nadie confía

La confianza es el valor más buscado por las personas dentro y fuera de una organización pero el menos consistente. Puede ser un fenómeno disruptivo que cree innovación, equipos imparables y una empresa grandiosa, o derrumbarse en el aire en cuestión de horas como una casa de naipes.

A muchos les gustaría que existiese una fórmula lineal, pero no la hay; las promesas grandes pueden tener un impacto menor y aquellas pequeñas establecer puentes duraderos.

La confianza puede hacerte vulnerable y mostrarte como eres, construir ser tu reputación pero también ponerte en aprietos si no sabes decir “NO”.

La confianza puede es injusta… cuando un líder hace una promesa, quienes lo rodeen comenzarán a apilar ésta como parte de su reputación, pero  será tan delicada que cualquier cosa la corroerá

No puedes medir la confianza pero sí apreciar sus efectos, no puedes predecirla pero sí ayudar a que ello ocurra expresándote como un buen líder y empleando canales de confianza en cualquier decisión que desees comunicar.

La confianza es un principio devaluado, pocas empresas lo tienen como parte de sus valores aunque sean tradicionales, y si lo incluyen, no saben como gestionarlo.

Se necesita más que la integridad personal para construir una organización de personas que conformen un círculo virtuoso en donde ellas confíen y sean confiables.

Hay que construir habilidades, asegurarse que los altos cargos pongan especial atención en ello y se adquiera un conjunto de procesos inteligentes que la apoyen en todo momento.

La confianza dentro de una organización es mucho más complicada y frágil que entre la empresa y  cliente. Con el cliente es posible controlar en gran medida el flujo de comunicación, pero en la organización, habrá siempre un tsunami de bombardeos todos los días con mensajes de todo tipo, a menudo contradictorios.

Cuando se comienza el camino hacia la agilidad (a veces llamada transformación), las personas experimentarán objetivos diferentes, procesos distintos, la forma de interactuar cambiará, se volverá más social y ello hará que todo se tambalee por la constante fluctuación entre lo estable y el caos.

Si los empleados confían en los demás y particularmente en sus líderes, entonces serán capaces de trabajar y perfeccionarse aún bajo desacuerdo o estrés, lo harán más duro, estarán en la empresa por más tiempo, contribuirán honestamente con ideas innovadoras, se sentirán más seguros y mejorarán de forma continua. Cuando ello no exista y los lideres no prediquen con el ejemplo, todo ello se desvanecerá, la motivación bajará y los rumores serán parte de la moneda de intercambio del día a día.

En mi opinión, cualquiera debería preguntar en voz alta en los momentos donde se comunique algo que se sienta difuso… ¿Crees que lo que dices incrementará nuestra confianza? ¿Cómo podemos trabajar desde ya para que ello ocurra?

Quizá la palabra frágil la inventó alguien con la intención de explicar de que se trata la confianza cuando de una organización se habla.

Gracias por escucharme,
Erich.

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